EL IDIOMA DE UN JUDIO. El anciano Asaf Ben Amir tenía una pequeña zapatera donde resucitaba el calzado de todos los pobladores de mi pueblo, parecía hacer magia con los trastes de cuero sintético o real, que por tanto trajinar se convertían prácticamente en desecho. A mi me encantaba visitar el pequeño negocio cada cuanto mis zapatos perdían la zuela por tanto correr sobre la superficie rustica del patio de mi casa, aquel lugar me parecía maravilloso. Para mi el señor Asaf había sido viejo desde siempre. Cierto por la imprudencia que es intrínseca a la adolescencia, le pregunté donde había nacido. Recuerdo que me respondió sin perder la concentración en el tejido de unos zapatos de gala que parecían de una fina marca. —Al otro lado del mar, allí nací yo. Intrigado por saber le pedí que me contara como era allá del otro la del mar, quise saber si hablaban otro idioma. —Hablan igual que aquí —me dijo. —Y... ¿es bonito donde usted nació? Dejó de cocer y se ajustó los grandes lentes que se
Un sitio para deleitarse con la lectura, y envolverse en la poesía.