CARTA PARA UN DECAÍDO
Deja de mirar la vida con ojos tristes, limpia las
lágrimas que dan muestra de tu sufrimiento; basta tan solo una sonrisa para
cortar el largo hilo de la nostalgia. Mírate a ti mismo, piénsate como un
héroe, hazte un coloso de tu decaída figura; no eres como te miran, eres cómo
te sientes. Piénsate en poco y restaras valor a la hermosa creación que Dios te
ha dado, ¿porque llorar por la simple brizna que un tormentoso viento ha traído
a tu presencia? Levanta tu rostro, mide con el cordel de tu constancia, los
pequeños logros que sumados en pequeñas cuencas forman un río de felicidad.
Sacude de ti, el sucio polvo de la miseria; ¿porque
recoger desechos de negros recuerdos que empañan el cristal de la visión en la
carretera del de venir? ¿Por qué anhelar sembrar lo que se quiso ir? No puedes
obligar a las plantas nómadas a quedarse, pero si puedes preparar la tierra que
pisan tus pies y plantar nuevas semillas que se queden en tus predios, pon tu
confianza el hacedor de ti y el hacedor de las flores, y nunca serás defraudado.
Dime cuanto has logrado con tu lamento? Y yo te contaré
cuanto he logrado con mis ganas de cambiarle el rostro a la desventura, cada
vez que quiere invadir mi vida. No te lo escribo por jactarme, es para darte un
ejemplo; tengo como, y soy tu amigo. Ponle acuarela al lienzo de tu vida, no
habrá quien lo haga por ti. Suelta lo que te pesa.
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