Jadeante venia llegando Pedro José con una noticia un
tanto incomoda –primo me avisaron que el encargado del hato la golondrinas, dió
aviso de que todos los ganaderos de la zona; tenemos que entregar el queso a
una fundación del gobierno para que ellos lo vendan en una feria popular.
-yo no creo primo que eso sea así, imagino de ser así el
precio al querrán pagarnos –intervino Mariano mostrando su disgusto por la
noticia.
-¿pagarnos? –Preguntó Pedro José haciendo una mueca en la
boca, y frunciendo el ceño –eso costos del gobierno no se les puede llamar ni
precio.
A la reunión se le agrega el viejo Genaro, un hombre de
poca letra; muy golpeado por los años su doblada figura lo demostraba. Un
hombre que a pesar de su vasta experiencia, parecía que su vejez había mermado
su entusiasmo y su deseo de lucha.
-¿cómo están los señores?-saluda apoyándose en su bastón
brillante de araguaney.
-estamos bien, gracias a Dios -responden a una voz -pase
y siéntese.
-dirán ustedes que soy bien safrisco, pero escuché como
que hablaban de una feria- a lo que María le interrumpe –don Genaro pero usted
tiene buen oído, así dice y que no oye muy bien.
-no mijita no crea, a veces estoy que no oigo naita
–decía mientras se sentaba con lentitud en una silla de cuero.
Mariano con su elocuencia le dio una breve reseña
–resulta don Genaro, que el gobierno parece que nos va a pedir que le vendamos
el queso, o no será ni vender será regalar; según para unas ferias populares.
-¿y eso sería malo o bueno? ¿Qué dicen ustedes? –pregunta
como con un aire de incomodidad ya que para su juicio, el hombre como le
llamaba defendía al pueblo con las uñas.
-malo don Genaro eso no tiene nada productivo para
nosotros, para nadie es una mentira el manejo de la moneda extranjera en este
país; y le aseguro que ellos nos vendrán pagando con unos piches centavos.
-bueno muchachos pero ustedes le ven lo malo, pero miren
la parte guena; el producto iría pa´ la comunidad y a menor precio; mire que el
hombre dijo ayer por la radio que está luchando por llevale la comida al pueblo.
-eso suena bonito don Genaro, pero mi trabajo cuesta
además que con regalar mi trabajo, las tres bocas que tengo en casa no van a
comer –replicó Pedro José enrollándose el ruedo del pantalón.
-caracha por la mezquindad estamos como estamos, después decimos
que el hombre es quien tiene la culpa; pero es que nosotros mismos no
colaboramos para salí de la mala
situación –dijo don Genaro justificando una mala gestión, que para el mismo era
paupérrima; pareciera que se le había fundido el juicio, quizás porque no todos
los días podía ver el pan sobre la mesa las tres veces.
-vea don Genaro yo le voy a decir lo que es colaborar con
la comunidad –dijo mariano con ímpetu, señalando con su mano derecha hacia el
corral de ordeño –esa empalizada se pone todos los días en la mañana que no
cabe un alma, con garrafas de todos los tamaños, y si no les pongo una medida
me quedo sin leche para la cuajada; pero no se la niego porque sé que muchos,
eso es lo que van a desayunar con guarapo.
Don Genaro guardó silencio, paseando en su boca una
mascada de tabaco; el silencio se debía a que sus nietos también venían a
buscar del preciado líquido. Él había sido dueño de rebaños, pero sus malas
decisiones lo llevaron a la ruina.
Pasada una semana el rumor se hacía cierto, un carro
rustico llegó al tranquero del hato los cuatro cimarrones. Tres hombres con
chalecos identificados del ministerio de alimentos, bajan del vehículo cada uno
con una carpeta debajo del brazo. Tenían lentes oscuros, la circunferencia de
sus cavidades abdominales y los zapatos de marca daban el aspecto, de que una
crisis solo existe para los gobernados.
Los hombres saludan, desde el corral Mariano les responde
el saludo, invitándolos a pasar. Los hombres le informan que por directrices
del poder central tenía que poner su producto en venta en una feria que se haría a cielo abierto a
la ciudad; el comunicado tenía un extenso palabrerío, muy típico de personas
eufóricas que se denominan rebeldes contra el mundo cruel del auge económico.
Un fragmento rezaba de esta manera:
“en virtud de la lucha constante contra el hambre de los
pueblos, inducida por los oligarcas dueños del mundo, se le notifica a los
ganaderos de la región; que deben poner sus productos derivados de la leche, a
disposición de las trincheras que luchan día a día, para mantener a nuestro
pueblo con la seguridad del acceso al alimento”
Mariano se pasó la
mano por la barbilla, y con suspiro de desagrado expresó:
-caramba yo creo que allí sino voy a poder colaborarles,
explíquenme algo ¿voy a tener algún beneficio por eso?
-la satisfacción de haber luchado por el bienestar de la
patria –respondió uno de los emisarios, quien tenía un aspecto de vendedor
callejero de piraterías, apresurado por salir de ella.
Mariano por ser un hombre de una inteligencia ligada a la
paciencia y la sabiduría decidió no contender con los hombres; pero en un
mensaje entre líneas les dejó ver su posición de no estar conforme, con regalar
el trabajo de sus manos y sustento de su familia, para él era dar en vano el futuro
de Luis Mariano su hijo adorado y becerrero adiestrado. Y les expuso su tesis
razonable, pero para los eufóricos la razón no convence.
-vean mis amigos en el supuesto que yo entregue mis
producto, a esto que ustedes me piden ¿Cómo hago luego para pagarle al muchacho
que me ayuda en el ordeño? Él también tiene familia-y continuo Mariano con sus
cálculos de economía pecuaria-un pote de cuajo me cuesta la mitad de una semana
de producción, y si hablamos de vacunas me van a dar ganas de llorar; no les estoy
diciendo por negarme sino porque lo creo injusto.
-pero por los insumos no se preocupe, vaya a la
agropecuaria y solicite lo que necesita para eso estamos para garantizar el
motor productivo del pueblo-respondió el hombre que por lo visto era el líder
del grupo.
-¿a cuál agropecuaria? ¿Usted dice la del ministerio? De
allí me retiré porque eso quedó como sabana en marzo-dijo Mariano tajante,
poniendo punto final a la conversación dejando a los emisarios sin argumento y
retirándose del lugar. CONTINUARÁ...
Comentarios
Publicar un comentario
Coméntame tu opinión es importante, espero que te guste lo que escribo.