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POEMA: OLVIDAR AMANDO

LEER NUTRE LA MENTE OLVIDAR AMANDO. Asómate a la ventana de tus sentimientos, dime que ves; dime que no es cierto, que el sol del olvido alumbra tu pecho. Dime si me miras en tus pensamientos, dime si he llorado, o si estoy sonriendo; dime si mi rostro se está decayendo; quiero que me digas sin que sientas miedo, si la flor hermosa de promesa y sueños; se muere de frio, le llegó su tiempo. Si me ves tan solo, en tus pensamientos; quiero que me abraces que me des un beso; no serás culpable del triste momento. No fue desamor, no fueron los celos; déjame explicarte como yo lo entiendo. Factores extraños mermaron tu afecto, te hicieron cambiar tu anterior aspecto y, si alguien pregunta ¿Cómo eres por dentro? Cerraré mis ojos y diré sonriendo; en su corazón tiene un monumento, labrado en amor cubierto en silencio.

LOS CONSEJOS DE RAFAEL.

  Los consejos de Rafael Se sentó el viejo Rafael sobre su sillón mecedor de madera de caoba, rechinaba en cada balanceo como si se quejara de la figura pesada de su huésped; era un   deleite para mí oírlo recitar en versos tantos consejos, que parecían cargados de una sabiduría recibida de un maestro como el rey Salomón. Pidió una taza de café tinto a su adorada Juana, quien lo endulzaba con amor añejo bien cargado de años; ese momento indicaba que el recital de una boca, abría el manantial de los misterios de la vida. -          -    No confundas humildad, con la simpleza sin ganas; he visto muchos infiernos viviendo en casas de paja. -         -   No confundas la soberbia con el dinero y la fama, la soberbia esta en pecho no en una cuenta bancaria. -         -   No creas que ya te olvidó por no decir que te ama, fíjate más en sus gestos y sobraran las palabras. -         -   Aprende que un buen amigo, dice la santa palabra es quien propone su vida   pa’ que la tuya sea sal

SOSPECHO DE TI

                                                    SOSPECHO DE TI Ese día amanecía turbio, sombrío en el inmenso cuartel   Batalla de Coloso; el sargento Arias Pineda hacia sus ejercicios de rutina. Comandando una cuadrilla de hombres marchando al trote cantando sus particulares canciones; ya sabía cómo había comenzado su día, de lo que no tenía ni la más remota idea era de que el resto del día, iba a terminar quizás no con un… felices   por siempre. El sargento era un hombre de unos 1.80 cts., piel morena, ojos resaltantes de su tez; eran color aceituna, ya había saboreado los rigores del combate, siendo cabo primero su unidad de cazadores fue destruida en la selva amazónica, por un grupo armado que los sorprendió en una oscura madrugada destruyendo todo rastro de campamento alguno. Logró salvar su vida escapándose en medio   del humo y, sumergiéndose en las caudalosas aguas del amazonas; dejándose arrastrar por la corriente llegó hasta unos malabares y allí pasó un día y una noche

POEMA: TEMPLE DE ROSAS. Dedicado a ese ser extraordinario tan maravilloso en su día; Dios te bendiga mujer.

TEMPLE DE ROSAS. Femenina rosa de temple formada; aroma de lirio, de lluvia temprana. Guerrera de siglos Débora en batallas, paladín de Dios, piedra bien forjada; para construir sociedades francas. Mujer como madre, mujer como hermana, mujer como esposa, mujer en palabras ¿Cómo te defino? Pregunta mi alma; letras conocidas sé que no me bastan, eres tan completa de ferviente flama, agua de los ríos que  aquieta las ansias, al niño sediento que inocente calla. Dulce compañía a quien tu lecho gana; ángeles se lloran cuando un piltrafa, maltrata y destruye lirios de sabana. Hábil en su forma  si sabes amarla, de cambiar amorfos en obras preciadas. Cambian en hogar una simple casa, cambian la simiente por frutos con calma, ellos garantizan la existencia humana. No eres hoja seca; mujer si te amas, piensa en tu valor, piensa en tu importancia, eres perla hermosa bañada en cascadas del monte de Dios; dulce piel de lana. Valiente y voraz cual ardiente llama; que  eres fuerza débil es una falac

ANAMELIA DESAPARECIDA. VI PARTE UNA VIDA MARCADA.

 Al día siguiente a Anastasio solo lo embargaba la impotencia de no haber asegurado con mayor fuerza al misterioso caminante, a la puerta del corral jadeante llegó el comisario como si el alma se le fuese a salir en pedazos con cada bocanada de aire. Tomo una butaca para sentarse y con una señal pedía agua; de inmediato don Anastasio mando a alcanzarle un vaso de agua. Entre sorbidos el hombre sacaba su mano abierta señalando a los presentes que se aguantaran, cuando recobró  el aliento logró expresar palabra. -         -   Anastasio la nieta de doña Paola nos dio una seña. -          -   Y que dijo?- Con un tono muy curioso preguntó don Anastasio. La muchacha había contado que la tarde de su desaparición uno de los obreros le había brindado un refresco en la bodega de Argimiro y, luego de eso perdió la conciencia;  a pesar de no saber su nombre ella aseguró que si lo veía se recordaría de su rostro. Además también agregó que no era un solo hombre el que llegaba a la vieja casa s

Don Argimiro el Negro Capitan. Relato basado en una historia real

                                                        Don Argimiro el negro capitán. Argimiro un hombre cargado de años, cuya única compañía es la soledad había vivido su vida entre fiestas y deleites. Pero vaya que Argimiro tenía un pasado marcado por sus malos actos, mi madre quien lo conocía desde hace mucho tiempo; me contó un día debajo de un árbol sombrío en el patio de la casa grande, el pasado de Argimiro. Mientras nos tomábamos un tinto café preparado por ella, me dio detalles de asesinatos que se le atribuían y al perecer eran ciertos, y a pesar de los años ella así lo seguía creyendo. El primero que se le atribuye- me decía mientras soplaba con precisión la taza humeante- fue el de Francisco Arzola, un jugador de peleas de gallos quien estaba en una fiesta tradicional en un pueblo costero, y cuando decidió marcharse del lugar encendió el motor de su lancha, ya pasada la una de la mañana y además pasado de tragos. Dicen los que estaban en la orilla que de manera casi inmedi

ANAMELIA DESAPARECIDA. V PARTE ACERCANDOSE

Con otro certero disparo el candado quedó destrozado, al levantar la escotilla sus ojos miraron atónitos una habitación de quizás unos dos metros cuadrados y en una esquina una mujer con pies y manos atadas; la ropa rasgada ojos vendados y se notaba un aspecto palúdico, degradado, un ser ultrajado como un animal salvaje. Laceraciones en los hombros, sin poder expresar un grito aunque lo deseaba; pero se lo impedía una sucia mordaza. Al verla don Anastasio su corazón entro en sobresalto. -¡Anamelia mi niña!- gritó Anastasio con toda la esperanza de haber encontrado con vida la luz de sus ojos. La habitación no tenía entrada de luz, lo que dificultaba identificar plenamente si era Anamelia; el comisario llega consternado por los disparos, pidiendo que le aclararan lo ocurrido. -encontramos a la muchacha comisario, la queremos soltar pero esta oscuro no vaya a ser que la cortemos- expreso Anastasio rebosante de alegría. - no le vayan a picar el mecate todavía, aquí tengo una linte