Sí sentiste en la noche, que una presencia cálida te abrazaba; era mi pensamiento tanto fue el deseo de sentirte que mi alma y mi corazón se fundieron en uno. Tengo la extraña sensación de no saber si viaje hasta ti, o traje tu presencia presa en mi esperanza.
No tenerte aquí encabrita mi alma, Destiñe mi fuerza, me oprime me amarra; tu calor lo extraño, extraño perderme en tu fiel mirada, te extraña mi pecho y manos te extrañan; te esperan mis piernas para recostarte cuando estés cansada.
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