Martín y Pico e'plata.
En la hacienda las maravillas, existió un caballo alazan llamado pico e'plata. De andar torpe, era el último del atajo en las carreras, su diminuto tamaño le era motivo de burla ante sus hermanos, todos unos cementales que ostentaban de sus imponentes figuras.
—¿Eres un caballo o un piojo? —preguntaban sus hermanos en tono burlón.
Martin Trapichero era un niño astuto con una inteligencia relancina, además un espíritu aventurero que no conseguí límite alguno en la sábana abierta. El y pico e'plata eran dos seres inseparables de almas indomables.
Martin deseaba competir en las carreras sabatinas que hacían los mejores jinetes del pueblo, pero su pequeño caballo era lento, no tenia la madera para competir comentaban todos los obreros. Pero Martín Trapichero estaba dispuesto a acabar con la pena de que su montura fuera el hazme reír del hato. Según la leyenda que contaban los mayores, era que si algún jinete y su caballo lograran atravesar el paso de las brujas y venciera al tigre dientes de plata, a la culebra piel de ceda y al oso de dos cabezas, se convertiría en el jinete más intrépido conocido por la humanidad, y su montura seria la más veloz de la tierra, ya que los tres misteriosos animales tenían el poder de conceder deseos, o de matar al que atravesara el oscuro camino.
Cierta mañana el padre de Martin Trapichero le encomendó llevar doce litros de leche fresca al pueblo, sin titubear puso la silla sobre su amigo pico e'plata, amarró las garrafas y emprendió el camino. Llevaba la idea de tomar el camino de las brujas, así se lo comento a pico e'plata, era la oportunidad de cambiar.
—Cuidado con tomar el camino de las brujas.
Le advirtió su padre, pero evitarlo no era precisamente lo que llevaban Martin y pico e'plata en mente.
—Tengo miedo de no ser que por mi lentitud nos vayan a devorar esas bestias.
Expresó pico e'plata con voz temblorosa.
—Tú confía en mi —replicó Martín.
El camino estaba fangoso por la copiosa lluvia de la noche anterior, al llegar a la y que conducía a la derecha el camino real, a la izquierda el paso de las brujas, se detuvieron a meditar por un momento tomando fuerzas de valentía para entrar en el tenebroso camino.
—Sino salimos vivos, quiero que sepas que fue un honor montar en tus lomos mi amigo.
Dijo Martin Trapichero mientras un frío nervioso les invadía el cuerpo a ambos. El canto de una guacaba, ponía el sonido ideal para ambientar el oscuro panorama que mostraba delante de ellos el camino techado por una enredadera de olor repugnante que no dejaba entrar ni un rayito de sol. Emprendieron la marcha con mucha cautela, de pronto un celaje cruzó delante de ellos, caminaron unos escasos metros más y de nuevo otro celaje se cruzó delante esta vez más cerca. Se detuvieron tenían los pelos de punta la boca reseca y el corazón como el de una ave entrampada, de pronto apareció frente a ellos un enorme tigre que los superaba tres veces en tamaño, los ojos eran de fuego y los dientes de plata relucian como lumbreras.
—Quien se atreva a atravesar este sendero lo pagará con su vida, a menos que logre vencerme y reclame su deseo.
Dijo la bestia con voz de trueno.
—Tengo una propuesta para tí —dijo Martin recordando un acertijo que le enseñó su abuelo.
—Si me adivinas este acertijo podrás comernos, si no lo haces nos dejaras pasar y me concederas mi deseo, solo tienes una oportunidad.
El tigre ostentando su majestuosidad acepto sin vacilar.
—Este es el acertijo:
En un cuarto de lujo están un rey, un general y un millonario a los tres los atiende un soldado que porta su fusil, les lleva banquete y bebidas. Cada uno habló con él soldado en privado y le pidió qué matara a los otros dos, para reinar sin estorbo ¿cuál de todos crees que tiene el poder?
—El rey
Respondió el tigre.
—No mi amigo, el rey no tenia el poder de decidir sobre la vida de los demás, haz perdido, ahora cumple tu palabra.
—¿Que deseas niño?
—Que mi caballo sea tan veloz como tu.
En el cumplimiento de su palabra el tigre concedió su velocidad a pico e'plata, probando su destreza salieron cortando el viento de la presencia del tigre. Más adelante una inmensa serpiente atravesada en el camino les cerró el paso.
—Quien se atreva a pasar este sendero lo pagará con su vida, a menos que logre vencerme y reclame su deseo. —Dijo la serpiente.
De la misma manera Martin Trapichero propuso al reptil el mismo acertijo, a lo que la serpiente respondió:
—El general.
—No mi amiga el general no tenía el poder de decidir sobre la vida de los demás, has perdido ahora cumple tu palabra.
—¿Qué deseas niño?
—Que mi caballo sea tan astuto como tú.
La serpiente concedió su astucia a pico e'plata quien ademas de correr como el viento se movía desechando los obstáculos del camino. Avanzaron un cuarto de milla más y el estrepitoso rugido de un oso con el tamaño de un elefante ensordeció sus oídos, el animal se paró frente a ellos en sus dos patas traseras.
—Quien se atreva a pasar este sendero lo pagará con su vida, a menos que logre vencerme y reclame su deseo.
Ante la amenazante bestia, Martin Trapichero propuso el mismo acertijo.
—El millonario —Respondió el oso.
—No mi querido amigo, el millonario no tenía el poder de decidir sobre la vida de los otros, has perdido así que cumple tu palabra.
—¿Qué deseas niño?
—Que mi caballo tenga tu fuerza.
—Concedido.
Así avanzaron Martin Trapichero y su fiel amigo pico e'plata, vonvertido en el caballo más veloz, más astuto y más fuerte de la llanura. No hubo competencia en la que no se alzaran con el galardón.
—¿Cuál era la respuesta? —Preguntó pico e'plata a Martín.
—Mi abuelo me dijo que el poder estaba en el soldado, quien podía decidir a quien matar y a quien dejaba vivir, solo que el no sabía que tenía el poder. Y los hombres de la habitación estaban convencidos que ellos eran los del poder. Así que me dijo:
"El poder no siempre está en quien creemos que está, por esa razón nos dejamos abusar creyendo que el abusador tiene más poder que nosotros. Cuando el verdadero poder está en cada uno, solo toca descubrirlo"
Pico e'plata se convirtió en el caballo más veloz e inteligente de la llanura, no hubo carrera que no ganara junto su jinete y amigo, Martin Trapichero. Se convirtieron en la leyenda que sembraba esperanza en los niños del campo.
Comentarios
Publicar un comentario
Coméntame tu opinión es importante, espero que te guste lo que escribo.